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about

Nick: Liz
País: Chile
Cumpleaños: 25/07
Tipo de sangre: A+
Zodiaco: Cabra Metal/Leo
Colores: Pateles, neutros
Husbandos: Yato, Kenshin

Hola, soy Liz, blogguera desde hace años, con 24 inviernos. Vivo en la ciudad de Temuco en la IX Región de la Araucanía. Soy estudiante de la carrera de Psicología en la Universidad Santo Tomás y mamá, por lo cual para no colapsar, tengo muchos hobbys que me relajan en mi tiempo libre y uno de ellos es escribir. Me encanta leer en general, especialmente realismo mágico, filosofía, Historia y cosas sobre la actualidad. También veo anime y leo mangas, especialmente de tipo shoujo o erótico. Escucho diferente tipo de música, desde clásica, alternativa, electro pop, indie, rock y shoegaze

LOVES: Sofía (mi hija), Juan Paulo (mi novio), cortometrajes, té de naranja y rosa de mosqueta, la comida criolla, los gatos, elefantes, comer en la noche, largas caminatas acompañada, la arquitectura antigua, la época del renacimiento y la corriente del romanticismo, Julio Cortázar, escribir cuando estoy triste, dibujar con tiempo, cocinar, jugar en la Dsi, jugar LOL, la cultura japonesa, la moda inglesa, la fotografía y la edición de códigos html.

HATES: la energía estática, quemarme con aceite cuando cocino, no saber ciertas manualidades como tejer, llegar tarde la mitad de las veces a cualquier parte, ser piti, la hipocresía de la gente, programas mañaneros de la televisión abierta, que se me pierda siempre un calcetín, el color verde musgo y las cebollas en escabeche.

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Yuko~

posted on domingo, 1 de marzo de 2015 - 1:15 a.m. | 3 comments

Los Petinellis - Hospital

melancólica

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mucho calor

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La verdad es que me costo harto poder verbalizar lo que sentía con respecto a esto y ahora que me siento más clara, creo que es sano tocar el tema que de una u otra forma estuve dejando debajo de la alfombra para evitar lidiar con el dolor.
Cuando iba en segundo medio, cuando ya empezaba hacer frió y los árboles se desnudaban en la calle, mi mamá llego a la casa con un cachorro bajo el brazo. Recuerdo bien que se sento y mientras lo acariciaba me dijo que lo vio en la plaza llorando bajo la llovizna y que eso tocó su corazón de madre, por lo que no dudo en traerlo.
Debo decir que a lo largo de mi vida he tenido hartos "traumas" con respecto a los animales, porque toda la vida recibí mensajes opuestos en como comportarme con ellos, desde el trato indiferente de mi padre y la dulzura que les daba mi madre, sumándole de paso los muchos gatos que perdi y que siendo solo una niña, no pude subsanar del todo aquellas ocasiones. Entonces un perro para mi no era la idea, me sentía ajena a ellos y estaba demasiado acostumbrada a que si ignoraba a veces a mi minino el no irrumpiría mi espacio personal, a pesar de que pudiera amarlo ( a mi manera quizás), cosa contraria que pasaría con un perro según yo, puesto que los veía mucho más insistentes y afectuosos.
Mire al que iba a ser mi nueva mascota y extrañamente la encontré adorable, era redondita y bonita, la cual se me acercó mientras movía su cola. Debo confesar que no fue amor a primera vista, pero me dio confianza y comodidad y siendo por como soy eso era un gran paso.
Con el tiempo me fui apegando cada vez más a ella y la costumbre de verla deambular en mi casa y el jardín se hizo parte de mi diario vivir, a tal punto que fui yo la que la busque para acariciarla, para abrirme de forma natural con un perro, con un animal que con solo verme le saltaba el corazón de alegría. Pero Yuko no era solo amor, era también una protectora, me iba a buscar cuando estaba como a una cuadra de la casa o a dejar cuando tenia que tomar micro para ir al liceo y luego a la universidad. Siempre cuido mi casa cuando salíamos de vacaciones y lloraba de felicidad cuando nos veía volver después de tantos días estando ausente.
Yo la quise, me da miedo decir si la amé o sabre que me duele más...pero yo la quise.
No fui la ama que ves en la tele que sabe todo sobre su mascota, porque no es así, yo era super torpe en entender como se sentía a veces o como debía actuar cuando estaba desanimada, pero dentro de lo que podía hacer hacia, si tenia hambre la alimentaba, y si tenia sed le daba de beber y si tenia frio entraba a la casa y si necesitaba ayuda con sus partos, allí estaba.
Yo no me despedí y eso me duele, ni tampoco pude quitarla del dolor cuando estuvo muriendo de a poco por el veneno de ratón porque es silencioso, doloroso, letal.
Recuerdo que la notamos rara, pero no se quejaba, no dejo de acompañarnos cuando salia, no dejo de buscar que le rascaran la panza. Jadeaba mas de lo normal, no comió, y como la vecina le proporcionaba comida cuando a veces no estaba en mi patio e iba a pasear por mi calle, creímos que por eso no tocaba bocado.
Grave error y dios sabe lo estúpida que me siento por no haberle tomado el peso, por no haber corrido al veterinario.
Mi perra sufrió 4 días y quienes prometimos cuidarla no nos dimos cuenta. Mi perra arrastrándose y a penas, llego hasta al costado de mi jardín y dio su ultimo aliento allí para morir en su casa, con los suyos.
Mi perra reventó en sangre y créanme que la escena que vi fue horrible, exploté en llanto y maldije al mundo y a mi.
Yo no lo supero todavía y ver todos los días a mi mamá llorar harán que esto se prolongue. Por ahora espero que ella encuentre paz y yo pueda encontrar paz en su recuerdo.

Etiquetas: confesión, nostalgia, personal, recuerdos

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Liz |Lucith |Sheña |Jise.
Estudiante de psicología en la Universidad Santo Tomás, mamá de tiempo completo, 24 años, vivo en Temuco, Chile. Soy amante del manga shoujo/josei, anime seinen/shoujo/psicológico/de época, fan de Julio cortázar, league of legends gamer (support tanque preferentemente) y escritora esporádica de poca monta.

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